sábado, 16 de abril de 2011

Historias

He sido testigo de tantas historias tristes en el servicio social que no acabaría de escribirlas…

Hoy llevaron a consulta a una señora porque estaba desconectada de la realidad; si le preguntaban algo ella respondía otra cosa, no sabía en que lugar estaba y su mirada se encontraba perdida en un paisaje imaginario; no lloraba pero tampoco reía.

Al preguntarle al familiar de la señora de que lugar  venían, pude entender todo…

La señora se encontraba en el entierro de su hijo de 15 años, un chico que se dejó vencer por la depresión y decidió terminar con su propia vida.

El cerebro de la señora en un afán de escapar de la realidad, bloqueó todo estímulo externo para poder soportar tanto dolor y era esa la razón por la que cursaba con una crisis de ausencia.

Yo le receté un calmante y  vigilancia por parte de sus familiares, sobre todo en el momento en el que la señora regresara al mundo real y se encontrara con la cruda verdad.

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